domingo, 3 de mayo de 2009

Asamblea en la Carpintería

Reenvio este cuento que he recibido, porque considero que en momentos como este que se prensenta tan dilematico, es necesario reflexionar si todo es tan blanco o negro como se presenta.
Pensemos que educar, es acompañar el pensamiento critico. Aportando desde lo complejo y no quedarse desde lo lineal, para generar sujetos pensantes y protagonistas de su propia realidad.

Asamblea en la Carpintería

"Una vez en la carpintería hubo una extraña Asamblea: fue una reunión de
herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la
presidencia, pero la Asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La
causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El
martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo
dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante
semejante ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la
explusión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre
tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, pero a
condición de que fuera expulsado el metro, que se pasaba el día midiendo a
los demás conforme a un rasero de su invención, como si fuera el único
perfecto.

De repente entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.
Utilizó indistintamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo.

Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble. Cuando
la carpintería quedó nuevamente sola, la Asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: "Señores, ha
quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con
nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya
en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos
buenos".

La Asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y
daba solidez, la lija era especial para afinar y limar asperezas y
observaron también que el metro era preciso y exacto. Descubrieron de pronto
que conformaban un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron
orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Ocurre lo mismo con las personas. Observen y lo comprobarán. Cuando en una
empresa o colectivo cualquiera el personal busca a menudo defectos en los
demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con
sinceridad de percibir las capacidades concretas que distinguen a los demás,
es cuando florecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos,
cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para SERES
EXTRAORDINARIOS que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos".

Desconozco el autor.
Aporte de Marcela

viernes, 1 de mayo de 2009

1° de mayo - Día del trabajador-trabajadora



"Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar".

Jorge Engel (Mártir de Chicago)



Mayo es un mes marcado por una historia, una tradición de lucha que arrancó un primero de mayo de 1886 allá en Chicago, cuando un grupo de trabajadores organizó una movilización popular en reclamo de la jornada de ocho horas en una época en que lo “natural” era trabajar entre 12 y 16 horas por día.
La mayor democracia del mundo respondió brutalmente y, fraguando un atentado, encarceló a un grupo de militantes populares en los que intentó escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos y por qué no, de todo el mundo.
Tras un proceso plagado de irregularidades, fueron detenidos los dirigentes anarquistas Adolph Fisher, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887. Lingg prefirió suicidarse con una bomba que él mismo había preparado en la cárcel antes de padecer la “justicia del sistema”. Miguel Schwab y Samuel Fielden fueron condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe a 15 años cárcel. Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que reconocía a aquel tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compañeros era de una justicia tan evidente que no había nada que demostrar y que ellos luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: “Cuatro horas de trabajo por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte".
Porque, claro, las ciencias y el arte deben ser para todos. Pasaron 109 años de aquellos crímenes de Chicago y pasó mucha agua y mucha sangre bajo el puente.
Los obreros de todo el mundo eligieron el primero de mayo como jornada de lucha, de recuerdo de sus compañeros y de lucha por sus derechos, de ratificación de su condición de ciudadanos libres, con plenos derechos, según decían las propias constituciones burguesas que regían la mayoría de los Estados modernos. En nuestro país cada primero de mayo nuestros trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador.
El poder se sintió afectado y en cada contraofensiva cívico-militar como las del 55; 62; 66; 76 y 89 (esta vez a través del voto), pretendieron y en ocasiones lo lograron, arrasar con las históricas conquistas del movimiento obrero. Persecuciones salvajes, secuestros, torturas y desapariciones, durante los gobiernos golpistas, amenazas de despidos, rebajas salariales, precarización laboral y la complicidad de algunos dirigentes sindicales, son en los últimos años las armas del poder para mantener y aumentar su tasa de ganancia a costa del sudor ajeno.
Un incendio, un “accidente” en un taller textil puso a la vista de una sociedad que tiene una cierta tendencia a la mirada para otro lado: hay esclavos en el siglo XXI, y los hay acá, en Argentina.
Trabajadores esclavos, sin derechos pero con muchas obligaciones. El capitalismo salvaje, para algunos una redundancia, nos extorsiona: quieren ropa más barata, éste es el precio. La realidad es otra, márgenes de ganancia escandalosos, avaricia sin límites, un Estado que hace la vista gorda, pero sobre todo la pérdida de valores básicos como la solidaridad, abonada en los 90, épocas hasta donde las leyes que protegían a los trabajadores se volvían tan “flexibles” como inflexibles se volvían las leyes que garantizaban el enriquecimiento ilícito de los funcionarios a los que se les pagaba sueldos y sobresueldos con la excusa de defender los derechos de los ciudadanos e inflexibles se volvían las seguridades jurídicas que, como sabemos, sólo son para los dueños del poder y las cosas.
La esclavitud debe dolernos a todos, debemos volver a aquel humanismo que supimos conseguir, a dolernos y solidarizarnos con los más desprotegidos, aquel humanismo que proclamaba el Libertador San Martín cuando abolía la esclavitud en el Perú un 12 de agosto de 1821: “Una porción numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los cálculos de un tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia a la que pertenecen vendiéndose unos a otros. Las instituciones de los pueblos bárbaros han establecido el derecho de propiedad en contravención al más augusto que la naturaleza ha concedido.”

Autor: Felipe Pigna. Editorial Caras y Caretas, mayo 2006.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar