jueves, 20 de noviembre de 2008

ADN del pibe chorro?

La mayoría de los que delinquen no vienen de hogares indigentes, sino pobres o de clase media baja. Siete de cada diez dicen que roban para comprar ropa o financiar salidas.
El 51% dijo que no salió a robar drogado. El 33% dijo que sufrió maltrato infantil y el 40% no quiso responder esa pregunta.

Las penas a menores siguen reguladas por dos decretos de la dictadura: los chicos tienen menos garantías procesales que los adultos.
Jorge Lanata16.11.2008

"En nuestro país los chicos tienen menos garantías procesales que los adultos (.)
En la práctica, ningún chico de clase media reviste peligrosidad para los jueces.
Laura Musa, a cargo de la Asesoría GeneralTutelar de la Ciudad de Buenos Aires.

"Una nueva ley no soluciona el problema. El Código Penal no es una política, es la reacción represiva una vez que se cometió el delito.
Mary Beloff, profesora de Derecho Penal Juvenil en la UBA.

El Instituto Dr. Luis Agote, el Agote, aloja a 38 chicos entre 18 y 20 años.
Nahuel Gallota coordina allí un taller de periodismo deportivo. Un día les preguntó qué querrían hacer si pudieran tener una noche libre, o una vida libre:
-Tener un hijo, llamarlo Taiel, llevarlo a Disney y llevarlo siempre a McDonald's en una 4 x 4 -le dijo Pedro, de la Isla Maciel.
-¿Y tu noche ideal?
-Quiero llevar a mi novia al McDonald's.
-Yo quiero ir con mi novia a comer, después ir a bailar a Rimbo o Mónica con mis amigos, y tomar New Age de durazno -respondió Daniel.
-Salir con mi chica -dijo Juan-, después llevarla en un 206 a la casa, dejarla, darle un beso y que me diga que pasó una linda noche.
Todos contaron cómo les gusta comprarse ropa. La mayoría ya están casados, y tienen más de un hijo.
Otros soñaron su noche perfecta con Nazarena Vélez o Luisana Lopilato.
La mayoría está condenada por robo y tentativa de homicidio, y algunos pasaron de la tentativa al hecho.
Sus "vidas libres" son un sueño vano. Creen que la felicidad se aloja en un Big Mac, un beso, un 206, un trago, una noche perfecta que nunca termina de pasar. ¿No fuimos nosotros, los adultos, quienes les vendimos esos sueños?
Matan porque los matan: saben que sus vidas no valen nada e intuyen que las de los demás tampoco. Matar es un flash, una película que sucede en otro lado al que se entra y sale, una pesadilla de puerta giratoria. A ellos no les importa; a nosotros no nos importan ellos, al Sistema no le importan ni ellos ni nosotros, y así. La historia que sigue, en realidad, habla de los adultos todo el tiempo.


Publicado en el diario Crítica del 16 de noviembre de 2008.
Investigación: Jorge Lanata / Jorge Camarasa (desde Córdoba)/ Luciana Geuna/ Jesica Bossi

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